Enamorarse de alguien que no ves ni puedes ver, es lo más estúpido e inevitable que se puede hacer en la vida. Es morirse de eutanasia de tus sentimientos y trasplantar tu corazón y tu hipófisis [centro cerebral de tus emociones] a otro cuerpo-mente para pasar a sentir en él.
Abolir la libertad para volver a los tiempos de la esclavitud donde había personas que pertenecían a otras personas. Pero más cruel todavía. En secreto. Silenciosamente espiar la vida de la otra persona, escucharla a escondidas, grabarla en la memoria, acosarla, con discreción, hasta convertirte en la sombra de sus ojos. Después, por mucho que en tu investigación no hayas encontrado ninguna pista de su amor, ningún testimonio que desmienta su coartada y ni tan solo un móvil por el que cometer ese crimen de amor, siempre acabarás pensando que esa persona también te ama. En secreto, como tu a ella.
Finalmente, llegará un día nublado en que te pondrás gafas de sol para cubrir tu mirada de cobarde chivato y decidirás invitarla a un café para delatar tu amor. Hablarás del tiempo, de la música, del deseo, de la vida, de las ONGs , de las fundas de gafas de sol y entre el tercer y el cuarto sorbo de ese café le dirás: wo ae ni. ¿Cómo dices? No, nada. Y quedará en el olvido. A veces, en la vida, cuesta tanto decir las cosas que las acabas diciendo en chino. [imposiblenoexisto]