Seguido desde su Z infancia durante sus siguientes N reencarnaciones, superó una glaciación polar a las primeras de cambio y -ya consciente de que los periodos antediluvianos se daban por etapas- repitió X veces el mismo error.
No había duda: eso era la vida, y las demás hazañas ingravitatorias que jamás tuvo tiempo de llevar a cabo [impedimentos: presupuestos, tecnología, factor humano, desastres catastróficos, naturaleza un tanto lírica] no eran más que fecundaciones aleatorias de su posterior muerte.
Ahora pinta muecas de desazón en la boca de las caras de la gente, colecciona miradas enganchadas al vuelo una milésima de segundo antes de ser apartadas, es lo que en términos genealógicos podríamos llamar un árbol en llamas. Repite hasta hasta el delirio el abecedario pero sublimando su orden natural y haciendo escala en las vocales.
Proyección apenas empezado su estudio: estrella fugaz o, mejor, agujero negro, tal vez, naranja.
El sujeto carece de perfil estable como para ser descrito, en cambio, en el delicado gesto del aliñamiento de la ensalada puede entreverse una aguda lucubración interior fruto en su justa medida del misterioso abismo del que procede y al cual se encamina sin poder evitarlo cada día un poquito un poquito más.
[imposiblenoexisto]