Lacius Milk era un ladrón de ideas. Deambulaba por las calles vigilando a los transeúntes y, cuando veía alguno que tenía pinta de tener buenas ideas, se ponía a su lado y en el momento en que se despistaba un poco se metía sigilosamente por su oreja. Una vez dentro, accedía al cerebro por el nervio auditivo.
Ese conducto estaba todo lleno de deshechos acústicos, pero él había entrado a robar ideas y, además, los sonidos eran una mercancía vulgar que se pagaba realmente mal en el mercado negro.
Al llegar al cerebro, otra vez lo de siempre: oscuridad, mucho espacio vacío, el eco de sus pasos resonando en las tinieblas y las ideas de siempre: que si fútbol, que si coches, que si canciones de moda, que si “Amor eterno”, “cibersexo”, “las chicas de la red”, “Pásame la sal”.
Lacius, era un tipo depresivo y amargado que casi nunca encontraba ideas para robar. Desnutrido, cobarde y miserable murió de hambre y aburrimiento. Cuando encontraron el cadáver bajo un puente junto a él permanecía la última idea que había conseguido robar: Metáforas con cremallera.
[imposiblenoexisto]